Thursday, October 06, 2005

TULUM, LA RUTA MAYA













TULUM, LA FORTALEZA DEL AMANECER.
Por Waldemar Verdugo Fuentes

Teniendo como escenario el mar Caribe, el centro ceremonial de Tulum es uno de los más bellos sitios arqueológicos legados por la civilización Maya a los tiempos. Ubicado en el Estado de Quintana Roo de la República Mexicana, en la costa de la península de Yucatán, ocupa el extremo este de la zona Maya, e incluye además otras zonas arqueológicas que hay que ver. Es uno de los enclaves prehispánicos más espléndidos y estudiados del Caribe mexicano; elevado entre las aguas y la selva tiene las playas más finas y blancas que se puede ver, es el sitio ideal para vivir un gran amor.
Tulum es legendario en la serie de sitios prehispánicos mayas que se extienden frente al cruce de las aguas del Golfo de México y Mar de las Antillas; el sitio tiene las mismas características arquitectónicas y estilísticas que corresponden al período posclásico Maya en vísperas de la conquista europea. Lo que hace diferente a Tulum es que fue una ciudad construida alrededor de una torre astronómica, con salas de espejos cóncavos de obsidiana para proyectar el paso del cielo y rescatar la escritura de las estrellas. Fue una escuela de astronomía a la que llegaron a asistir incluso nobles aztecas, zapotecas y de otras casas reinantes en su época de esplendor, desde el año 900 hasta la llegada de los conquistadores europeos. Antiguas crónicas narran que en Tulum buscaron refugio aquellos sacerdotes mayas “que no quisieron ser arrancados desde el cielo”, como cuenta la leyenda don Marcial Ay Campos, un sabio de su pueblo que es un vecino ilustre de Tulum, porque gracias a sus mayores y los abuelos de sus mayores, “uno puede decir que es raíz del mesmito Tulum”.
Este lugar espléndido se asienta sobre un soberbio acantilado, de roca caliza coralíífera, que da un tono rosado único a estas aguas que lo tocan. Según el investigador Alberto Ruz Lhuiller, el nombre de Tulum significa "muralla o fortificación" y fue dado al sitio en tiempos modernos debido a una muralla que lo rodea en tres de sus lados: “Su nombre original sería Zamá, una de las ciudades que según las crónicas existía en la época de la Conquista española y que significa "amanecer". No se sabe con precisión la época de su construcción, existiendo diferencias ostensibles en las fechas que se manejan. Los edificios actualmente visibles en Tulum, pertenecen casi en su totalidad al último periodo de ocupación prehispánica de la Península de Yucatán: el postclásico tardío (1200 a 1550 de nuestra era). Sin embargo, la presencia y análisis con carbono 14 de algunas estructuras claramente pertenecen a periodos más antiguos, como la estela 1, y la estructura 59, que contiene algunos elementos estilísticos del periodo clásico temprano, del año 400 al 600 antes de nuestra era. No se sabe mucho acerca de los primeros pobladores de esta zona, sin embargo gracias a evidencias arqueológicas basadas en la cerámica, se puede fechar la ocupación más temprana en el año 300 antes de Cristo”
De acuerdo con los estudios arqueológicos publicados en los últimos años, existe evidencia suficientemente consistente para asegurar que Tulum habría sido una de las principales ciudades ocupadas por los descendientes mayas entre los siglos X y XIV. Se le considera como un asentamiento ineludible para cualquier ruta comercial y para la explotación de los ricos recursos marítimos de la costa de Quintana Roo, y habría funcionado políticamente como un asentamiento independiente del dominio de otras provincias, hasta prácticamente la llegada de los españoles en el siglo XVI, cuando fue definitivamente abandonado. Nos dice don Marcial Ay: “Tulum, al igual que Chichen Itzá, fue una ciudad dedicada al planeta Venus, considerado como una deidad dual con el nombre de Kukulkán, y su culto fue introducido primero a Chichen Itzá, viniendo del Altiplano Central donde se originó la religión de dicho Dios, solo que con el nombre de Quetzalcóatl. Los mayas conocían el ciclo venusino de 584 días. Este conocimiento matemático y astronómico fue tomado por los sacerdotes de Xochicalco para crear al Dios Quetzalcóatl. Con esta deidad se elaboró una religión casi monoteísta, la cual pronto comenzó a propagarse en todas direcciones, unificando temporalmente a muchos pueblos mesoamericanos; y su imagen fue llevada y reproducida como un hombre pájaro-serpiente. Kukulkán estaba asociado al comercio y al cacao y por esa razón era frecuentado por los mercaderes y mantenía la solidaridad del dominio mercantil. La principal actividad económica de los pobladores de Tulum era la pesca, que podía ser individual con anzuelos y arpones o grupalmente con redes y embarcaciones. Otra ocupación era la recolección y captura de moluscos, la cacería y la agricultura, la actividad constructiva que requería de canteros, albañiles, escultores y pintores. Otras actividades menores eran el tejido de palmas y fibras vegetales, la preparación de las pieles, la navegación y el comercio a larga distancia. La jerarquía social estaba dividida en tres grandes grupos: Una clase dominante encargada del gobierno, de los actos públicos y religiosos, de las observaciones y registros astronómicos, de las transacciones comerciales, de las campañas bélicas, formada por políticos y sacerdotes astrónomos. Una clase ocupada en realizar actividades necesarias para el funcionamiento de la sociedad: burócratas, funcionarios menores y artesanos diversos como escultores, pintores, talladores de madera, tejedores, carpinteros, talladores de piedra, etc. Estos gozaban de los privilegios que les permitía su relativa cercanía a las altas autoridades. Y una clase trabajadora encargada de la agricultura, la cacería, la pesca y la explotación forestal. Esta clase social era la más numerosa y la que de menos privilegios sociales gozaba. Sin embargo, lo que daba especial riqueza a Tulum era su privilegio de tener una Escuela de Astronomía que fue famosa en la antigüedad, sobre la cual se han escrito libros enteros, y que daba especial abundancia de comercio por la frecuente visita de forasteros que cruzaban los caminos marcados en la selva o llegaban en sus naves del mar. Tulum, por estar ubicada en la planicie costera y a una altura en que podía contemplarse el horizonte natural en todas direcciones, era un punto ideal para observaciones astronómicas, sobre todo relacionadas con Venus cuyo paso era seguido matemáticamente con pruebas a la vista”.
De todos los sitios de la costa caribeña de México, Tulum ha sido estudiado como uno de los ejemplos notables de lo que debieron haber sido las ciudades mayas arrasadas por la Conquista española para luego ser olvidadas y cubiertas por la selva original de esta zona que comprende además lugares como Muyil, Tancah, Xelha, Akumal, Xcaret y Cancun, que formaban un emporio marítimo comercial con las islas adyacentes de Cozumel y Mujeres, cuyas influencias culturales y tratos llegaban a grandes distancias. Es notorio en la zona arqueológica de Tulum la muralla que la rodea por tres de sus lados, y que encierra los principales edificios que suman alrededor de cincuenta; la muralla forma un rectángulo cuyo cuarto lado es el acantilado que baja hasta el mar, lo que hacía de Tulum una ciudad muy sofisticada. Recorrimos la muralla y mide unos trescientos metros por su lado oeste y alrededor de doscientos metros por los lados norte y sur, tiene un promedio de seis metros de espesor por tres a cinco metros de altura, está compuesta de una plataforma interior y un parapeto; desde el interior se podía ascender a la plataforma por medio de escalinatas en algunos lugares; tiene cinco pequeñas entradas que servían de acceso al sitio y que forman los extremos de los ejes que dividen a la ciudad.
Tulum no es la única ciudad maya amurallada, Mayapán, Chacchob y la sección tolteca de Chichén Itzá estaban también rodeadas de murallas, como otros sitios mayas: Utatlán e Iximché en Guatemala fueron erigidas en lugares naturalmente protegidos y reforzados por sus pobladores. La forma más simple de protección eran barricadas de madera; según algunos relatos de la Conquista los mayas erigían de un día para otro barricadas de madera al paso de los españoles; estas barricadas podían también reforzar murallas de piedra como la de Tulum, elevando su altura a ocho o diez metros, lo que haría de ellas formidables barreras. Algunos investigadores creen que esta y otras murallas de ciudades mayas sólo tenían una función ritual, que servía para delimitar el espacio sagrado del centro ceremonial, tal sería el caso de los sitios cercanos de Xelha y Xcaret en donde claramente las murallas no funcionaban como defensas; yo creo que es posible que las dos funciones, religiosa y defensiva, se combinaran. Aquí, una muralla menor se desprende del ángulo suroeste de la gran muralla de Tulum, delimitando un recinto triangular que se cree debió haber servido para alojar a la población civil.
Dice Alberto Ruz: “La arquitectura. escultura y pintura de Tulum corresponden a un estilo bien definido en el área Maya, característico de toda la costa oriental de la península de Yucatán; este estilo a diferencia del puro Maya clásico presenta fuertes influencias del altiplano mexicano y de la región mixteca; lo que se observa en los vestigios arqueológicos se confirma con informaciones que proporcionan fuentes históricas aztecas y mayas como los Libros de Chilam Balam, que narran invasiones en el área Maya de grupos mexicanos de ascendencia Tolteca, influencia que creó un estilo que hoy se conoce como Maya-Tolteca”.
En Tulum los edificios son templos, palacios, adoratorios y plataformas. Los templos tienen siempre un altar contra la pared posterior; como en muchos otros casos de edificios mayas se observan varios sobre posiciones que producen efectos interesantes, como el Templo de los Frescos que tiene tres niveles de construcción o el Templo del Dios Descendente cuyo basamento es un antiguo edificio de techo plano que fue rellenado y al que se le adosó una escalinata provista de alfardas; los templos generalmente no descansan sobre grandes subestructuras como en otras regiones mayas, porque las subestructuras de Tulum son pequeñas y no están compuestas de terrazas como en otros sitios, quizás debido a que el lugar mismo es un observatorio natural, razón que convirtió al sitio en escuela formal de astronomía, con torres redondas de observación que en gran número hoy se ven destrozadas en el sitio, quedando como único rastro de su estancia el basamento circular que les servía de base. Este tipo de rastro arqueológico, con el mismo tipo de basamento en forma circular se ha encontrado en Tancah, Xelha e Isla Mujeres; en Paa-Muí, al norte de Tulum hay un edificio circular llamado El Observatorio, y en Xcaret existe un templo circular sobre una pirámide truncada; he visto estos edificios circulares en todas las ciudades mayas entre México y Honduras, lo que denuncia el interés máximo que tenía el pueblo Maya por el estudio de las estrellas en el cielo.
Los edificios conocidos como "palacios" en Tulum no tienen tantas cámaras como en otros sitios del área maya; generalmente son de dos cámaras, la interior tiene un pequeño santuario o templo completo dentro de la cámara, de techos planos y columnas en los pórticos y en el interior. Esta característica distintiva de la arquitectura del lugar es el uso en edificios de techos planos sostenidos por vigas, en lugar de las clásicas bóvedas mayas; estos techos se supone que son uno de los elementos arquitectónicos introducidos por invasores aztecas a partir del siglo XIII. Un elemento que no se encuentra en los grandes centros mayas clásicos y que existe tanto en Tulum como en casi todos los otros sitios de la costa oriental mexicana, es la columna: columnas en forma de serpientes, como las de Chichén Itzá, se encuentran aquí y en otras ciudades de la costa. Algunos investigadores creen que por sus características, tamaño y posición, los palacios de Tulum servían como residencias, lo más probable es que hayan sido templos para algún culto determinado y que las habitaciones tanto de sacerdotes como de la población civil se encontraran fuera del centro ceremonial y consistieran en habitaciones de troncos y palapa. Los "adoratorios", estos edificios peculiares de la costa Maya mexicana, se tratan de pequeños templos cuadrados con unas tres o cuatro puertas; los de Tulum descansan sobre pequeñas plataformas, en Tancah y Xelha sobre pirámides truncadas, y se les han atribuido diversas funciones, entre ellas la de servir para quemar copal; estos adoratorios son también comunes en las islas de Cozumel y Mujeres, hay quienes suponen que con fuego o humo alertaban a los pobladores del interior sobre la proximidad de navíos; efectivamente por los relatos españoles sobre los primeros contactos con los mayas sabemos que estos hacían hogueras sobre estas estructuras a manera de señales, y que también ponían señales en los árboles para indicar los caminos a seguir en los esteros y marismas de la costa; autores modernos afirman que había incluso un servicio organizado de faros para el tráfico marítimo y que los adoratorios de la costa oriental, pintados de brillantes colores, servían sobre todo para indicar los lugares aptos para desembarcos, que los diferentes colores además de hacerlos visibles desde el mar, posiblemente significaban diferentes posiciones en la costa; el peligro que representa el arrecife de coral y la falta de referencias geológicas explicaría esta función de dichos edificios que desde luego deben también haber tenido una función ritual.
Las estructuras conocidas como "plataformas", son también un rasgo frecuente no sólo en Tulum, sino en toda la costa e islas del Caribe Maya; algunas como la que se encuentra en el centro del recinto interior de Tulum, rectangular y con escalinatas en dos de sus lados, servían seguramente para espectáculos religiosos y recuerdan a las de Chichén Itzá; son más comunes las grandes plataformas de altura variable que sostenían estructuras de materiales perecederos, más de la mitad de los restos arquitectónicos de Tulum corresponden a estas plataformas y también se han encontrado en otros lugares de la costa como Tancah, Xelha, Xcaret y la isla de Cozumel; considerada la estratégica posición de los sitios e islas de la costa oriental como puntos importantes en la ruta marítima de tráfico entre los grandes centros comerciales, y el hecho de que las plataformas se encuentren, tanto en Tulum como en los otros sitios mencionados, en lugares altos y protegidos del interior, a salvo de inundaciones y huracanes y conectadas con desembarcaderos con sacbés, se ha supuesto que funcionaban como grandes almacenes, no sólo para proteger y almacenar mercancías, sino (según algunos investigadores) para no saturar el mercado y mantener los precios estables; los peregrinos que sabemos por fuentes históricas concurrían en gran número a los santuarios oraculares de las islas y ciudades de la costa, realizaban transacciones en estos lugares que tendrían así además de una función religiosa, una comercial.
La escultura aquí está generalmente subordinada a la arquitectura: figuras en relieve o completas de estuco, se encuentran o encontraban (porque muchas se las han robado) en nichos verticales encima de pórticos de templos y palacios, representaban figuras humanas sedentes o "dioses descendentes"; una de ellas se encontraba en uno de los nichos del edificio conocido cómo "El Castillo", y fue enviada por el explorador inglés Thomas Gann que alrededor de 1920 realizó excavaciones en la zona, al Museo Británico, en donde hoy puede admirarse; este mismo explorador declara haber encontrado otro ídolo sobre un altar en el interior de otro de los templos de Tulum, en el mismo estado y en la misma posición en que fue dejado por sus adoradores, lo que confirma que el sitio estaba ocupado y fue abandonado en la época de la Conquista. La figura más frecuente en los nichos de templos y palacios es el "dios descendente", deidad con cola de ave y alas en hombros y brazos, representada en actitud de descender y que parece haber sido la deidad tutelar de Tulum y otros sitios cercanos como Tancah y Cancun; generalmente se considera como un símbolo del Sol poniente, también se le ha asociado con la lluvia en el acto de fecundar a la tierra, el rayo o la abeja, y el objeto que lleva en las manos se ha interpretado como una mazorca o símbolo del maíz o un panal (la miel era y sigue siendo uno de los productos típicos de zona). Se ve decoración también en molduras y paneles, paredes, techos y esquinas de los edificios, generalmente pequeñas estatuas, representaciones de animales o máscaras de rara belleza como todo el arte Maya.
También en Tulum y otros sitios de la zona se encuentran muchas pinturas murales tanto en el interior como en el exterior de los edificios, en muchos casos con varias capas de pintura: la iconografía es de tipo religioso y está asociada al mar, siempre Venus y la luna (Ixchel) que son también deidades importantes en el área; el estilo muestra influencias mexicanas y se relaciona con el de códices mixtecos y murales de Mitla, en Oaxaca; ese estilo era común en Mesoamérica en el periodo posclásico.
La información histórica fidedigna sobre Tulum se remonta a la época del descubrimiento y la Conquista. Sabemos que en 1518 una expedición comandada por Juan de Grijalva y que había salido de Cuba, recorrió esta costa; en un relato del capellán de dicha expedición, Juan Díaz, se compara a Tulum con Sevilla y se describe toda la costa como un lugar densamente poblado. Durante los siglos XVII y XVIII no sabemos nada de Tulum ni de los otros sitios de esta costa mexicana y no es sino hasta mediados del XIX que volvemos a encontrar menciones de Tulum en la literatura arqueológica y de viajes. Así, el redescubrimiento del lugar para el mundo se debe a dos notables viajeros: John L. Stephens y Frederick Catherwood, que iniciaron la exploración de algunos de los más importantes sitios de la civilización Maya y dieron a conocer en dos libros que sirvieron para llamar la atención de posteriores exploradores y arqueólogos: “Incidents of travel in Central America” (1841) e “Incidents of travel in Yucatan” (1843). Desde las exploraciones de Stephens y Catherwood, hasta principios del siglo XX, ocasionales viajeros estudian Tulum y otros sitios de la costa: August y Alice Le Plongeon en 1877-78, Teobert Maler en 1891, William H. Holmes en 1895, pocos años después Channing Arnold y Frederick Frost: de todos ellos conocemos reportes y relatos. Sin embargo, la verdadera investigación arqueológica se inicia en la década de 1920 con la intervención del citado Sylvanus G. Morley, que da por resultado la publicación del hasta la fecha mejor estudio, el de S.K. Lothrop: “Tulum, an archaeological study of the East Coast of Yucatan” (1924). Thomas Gann que había acompañado a Morley en las expediciones de la Carnegie de 1916 y 1918, regresó a Tulum y otros centros de la costa en 1925-26 para continuar explorando: los resultados de sus exploraciones están descritos en varias publicaciones. A partir de la década de 1930 y hasta la fecha instituciones mexicanas como el INAH, y de otros países, han continuado las investigaciones, de manera que cada vez contamos con más información y se aclara nuestra visión sobre lo que debieron haber sido Tulum y los demás sitios mayas.
La información arqueológica, etnográfica e histórica, nos permite reconstruir el papel que jugaba Tulum y otros sitios de la costa oriental en el siglo XVI cuando llegan los españoles. Por un lado eran lugares de concentración de culto, de iniciación, de renacimiento y revelación: a la manera de los oráculos clásicos del Viejo Mundo tenía su escuela, que en Tulum era de Astronomía, donde estudiantes y peregrinos acudían desde lejanos sitios. Por otro lado, era un sitio de activo comercio, formando parte de una elaborada red comercial marítima del Caribe. Su ubicación era privilegiada: este aspecto era de gran importancia en Tulum por su posición estratégica, ya que desde su ubicación en la planicie costera y a una altura en que podía contemplarse el horizonte natural en todas direcciones, era fácil observar la salida y puesta de varios cuerpos celestes, y en la práctica tener un perfecta visión de quienes entraban y salían cruzando sus paredes.
Exámenes realizados aquí con carbono 14 indican que el año 300 antes de nosotros existía un centro con intervención humana. De esa época no sabemos nada, sin embargo, se está de acuerdo en considerar desde siempre a Tulum como un santuario con escuelas que estudiaban las estrellas del día y de la noche. Varios templos irradian todavía su presencia ritual. Uno de ellos, el Templo del Dios Descendente, de los más singulares, se asocia sin dudas al culto de Venus, por los dibujos diversos en que se consignaban especialmente los movimientos de Venus, la refulgente estrella vespertina que, luego de sumergirse en la negra oscuridad del poniente, el mundo de los muertos, renace como pura luz, la esplendorosa estrella de la mañana, el Señor del Alba anunciando que podemos seguir adelante, que su fuerza poderosa continúa alumbrando. Parecen haber existido por lo menos dos nombres para Venus: Noh ek, la “gran estrella”, y Xux ek, la “estrella avispa”. Los astrónomos sacerdotes mayas dejaron consignados en Tulum los cuatro períodos de la revolución sinódica de Venus: 1) después de su conjunción inferior es estrella matutina durante 236 días; 2) luego desaparece por espacio de 90 días, durante su conjunción superior; 3) reaparece como estrella vespertina por espacio de otros 250 días, y 4) desaparece de nuevo 8 días durante su conjunción inferior. Cruzando su ciclo durante un tiempo total de unos 584 días. A esta misma conclusión llegaron los astrónomos europeos cientos de años después. También sabían que la tierra era redonda y en forma circular azul la representan en sus pinturas y tallados en la piedra. Por supuesto que la deidad en el templo del Dios Descendente, como indica su nombre, es la figura que baja de un dios alado que simboliza a Venus. Esta escultura es muy similar a las del Templo 25 o Casa del Halach Uinic y en la página 58 del Códice Dresde puede verse también a Venus como una deidad semejante con alas que salen de los brazos y también con una cola ligeramente redondeada o puntiaguda, como si volara hacia abajo o descendiera, la cual ha sido comparada con una abeja como se la cita.
Este Templo del Dios Descendente, que consta de una plataforma que sostiene una estructura de una sola pieza con banquetas adosadas a sus muros laterales, aún conserva restos de pinturas. Otra estructura, el Templo de la Serie Inicial también está compuesto de una sola pieza. En su fachada aún se aprecian figuras de estuco que la adornaban. En su interior se halló la estela que registra la fecha más temprana de la zona. En el Templo de los Frescos son evidentes varias etapas de construcción, aunque sólo hay una habitación, profusamente decorada con frescos, que pertenece a la primera fase, y en la Casa de las Columnas, estructura tipo palacio, se ven dos habitaciones adosadas en el lado oeste.
La entrada principal de Tulum se encuentra en el Sur y está compuesta por los cinco espacios que forman cuatro columnas que soportan la "techumbre" de una gran sala. La muralla protege la zona por los lados norte, sur y oeste. El este queda abierto al mar. Todas las construcciones que conforman el centro ceremonial de Tulum se encuentran distribuidas dentro de un espacio rectangular de unos 380 metros de norte a sur y 165 metros de este o oeste, mismas que quedan encerradas por la citada muralla y formando fundamentalmente cuatro grupos o conjuntos, de acuerdo con los puntos cardinales.
El azul del cielo y del mar, el verde de la vegetación y del centro, el amarillo del sur y el blanco del norte, así como el rojo del oriente y el negro del poniente, son colores simbólicos de Tulum, y quedaron plasmados en las imágenes religiosas y astronómicas de las bellas pinturas murales de sus templos. Anoto que los colores mejor preservados se observan en el pasillo de El Castillo, en los corredores norte y oeste del Templo de los Frescos, en las paredes interiores y exteriores del Templo del Dios Descendente y en cuartos de los edificios o estructuras 20, 21, 25 y 55. Todos los relieves estaban pintados de vivos colores y los muros decorados con motivos en que las figuras se extienden en fajas horizontales, recordando los códices mayas.
El sitio es maravilloso. En lo que respecta a quien esto escribe uno de los más hermosos que conozco en América, idílico creo. Nos preguntamos cuál sería la impresión de los sacerdotes maestros de astronomía de Tulum cuando vieron salir del mar a los barbados españoles de las profecías, intentando explicarles su ciencia a un grupo de mercenarios que a penas sabían escribir su nombre; el terror debió haber sido mutuo.
© Waldemar Verdugo Fuentes
FUENTE: Artes e Historia-México
FRAGMENTO DE PAISAJE DE MÉXICO

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